La sidra en Oviedo

La relación de Oviedo y la sidra se pierde en la historia, aunque injustamente algunos se olviden de la misma. Evitando retroceder a períodos más lejanos, sí merece la pena destacar la historia más reciente. Aunque no podemos olvidar que algunas referencias históricas al cultivo del manzano y la elaboración de sidra se conservan en Oviedo, cabe destacar, de entre todas ellas, la abundante documentación existente al pacto monástico de San Vicente, del 25 de noviembre del 78, que recoge la fundación del mencionado monasterio, aportando los otorgantes a esa fundación todos sus bienes, «tan in terris quam etiam in vineis, pomiferia, edificiis, aquiis aqua rum ductibus… »; y el pergamino correspondiente al testamento de Fakilo, de 8 de julio de 79, el pergamino más antiguo del Archivo de la Catedral de Oviedo, en que se recogen las formalidades propias de una donación post mortem, y manifestando literalmente:

Do atque concedo de omnes homnimo rem mea quinta protionem qui me quatrat inter eredes meos vel nepotes id est in villas prenomitas Fanum, Columca, Camauca, in Prie meo, (in Loe) sive in Libana tam villas quam etiam in busta sive in vineas el pomifera omnem ipsa quinta c¡ui me compete concedo vel abrenuncio ad Sancta Maria in Liberdonem….

comic Hasta la aparición del vaso y la botella de sidra, la misma se consumía en zapicas y «xarres” o vasos de cerámica, especialidades estas últimas que van unidas a la población ovetense de Faro, en la parroquia de Limanes, desde donde afamados alfareros extendieron su buen hacer a muchos otros alfares asturianos.

Hasta tal punto Oviedo es sidrera, que su primer alumbrado público, ideado por el profesor José Ramón Fernández de Luanco y Riego, procedía del aprovechamiento de la «magaya» de los lagares. Es la misma época en la que el farmacéutico ovetense don José García Braga comercializaba, con notable éxito, la «Sidra Ferruginosa de Asturias», recomendable para quienes padecían anemia y las mujeres embarazadas.

Del concejo era también Sidra Cima, de Collaro, segunda empresa que inició la elaboración de sidra espumosa, allá por el año r875. Su aguardiente de sidra «Collaro» es uno de los más nobles licores destilados en la región y, sólo por ello, merecería esta población ovetense estar en el Olimpo de la sidra.

Siendo Pío Baraja reportero de la madrileña revista Estampa, con motivo de la elaboración de un reportaje para la misma a comienzos de los años treinta, apuntó entre sus notas:

En Oviedo doy una vuelta por el Campo de San Francisco y me encuentro a un conocido, que me lleva a una bodega, en donde me ofrece sidra echada en un vaso desde una altura de dos metros para que haga espuma. Me parece un ejercicio de prestidigitación.

El propio Camilo José Cela propagó la fama y consagró la maestría de Esmeralda González, del Restaurante Sidrería Nalón, al coronarla «… reina de la merluza a la sidra, desde su trono del Bar Nalón».

Son muchos los chigres llagares que han marcado la pauta en el pasado cercano. Quién no recuerda a Luis «el del Ferroviario»> que formó a algunos de los mejores escanciadores de Asturias. A Mariano Prida y su hijo Antonio, propietarios de la Sidrería Cantábrico. A Ramón el del Marchica. Establecimientos míticos para los amantes de los bolos y la sidra como Casa Fuín o el Ideal Rosales. A la sidra que servía José Álvarez en El Diluvio, más conocido como Casa La Gochina, probador de renombre que acompañaba al «Ferreru» y a Fernando Bango, de Casa Bango. Es obligado acordarse de Casa Tuto, El Azul, Casa El Rey, la Sidrería Muñiz, El Transporte, El Sol, El Gato Negro, Pelayo, Marchica, La Gruta, Casa Fermín, Bar Sport, Casa Lito, Casa Manolo, Altamirano, El Nacional, El Ovetense, El Pitu, La Madreña.
llagar2 Son muchos los hosteleros que en la actualidad han tomado el relevo de los anteriormente mencionados y, por no dejar ninguno en el tintero, me limitaré a recomendar una incursión en Gascona y limítrofes, en la calle La Lila y alrededores, Valentín Masip, Manuel Pedregal, Prados de San Julián, Argañosa, Colloto, Trubia…

En cuanto a lagares, hoy sólo queda uno en el concejo de Oviedo que esté dado de alta como tal, Sidra Herminio de Colloto, lagar de solera que compartió clientes y aventuras con compañeros de fatigas, propietarios de empresas que hoy ya no funcionan como lagares o se han reconvertido a otra actividad: Gervasio, Sampedro, Ballongo, El Pitón de Limanes, El Torneru, Mayorazgo, Cefero el Mantequeru, La Morrina o el recientemente desaparecido Puerma.

Si toda esta enumeración de exponentes sidreros no fuese suficiente, acuda el incrédulo a cualquiera de las sidrerías que salpican toda la ciudad y el resto del concejo circundante, donde podrá observar que Oviedo siempre fue sidrera, con el permiso de las otras grandes zonas de la región.