Puente romano

El Puente de Colloto denominado tradicionalmente Puente Romano de Colloto, es considerado una obra de ingeniería civil cuya exacta cronología es por el momento incierta y se encuentra en fase de revisión.

Los orígenes de este puente resultan controvertidos. Su probable construcción en época romana estaría avalada por el tesorillo de monedas de los siglos IV-V, hallado en el arco de descarga del puente durante la guerra civil española.

Los autores que lo remontan a la época romana, concretamente a época bajoimperial, lo relacionan con emperadores del siglo IV. Por entonces, Colloto era lugar de paso del río Nora en la ruta E-W, que los romanos utilizaban para dirigirse a «Lucus Asturum» (actual Lugo de Llanera). Se inscribe en el recorrido que unía las tierras de Cantabria con Gallaecia.

Pese a esta última circunstancia, otros investigadores consideran que la parte más antigua de la fábrica actual no va más allá del medievo.

Las primeras noticias sobre el puente son del siglo XV y cuentan que fue lugar de enfrentamiento entre dos poderosas familias de la nobleza asturiana, los Bernaldo de Quirós y los Valdés, con derrota de estos últimos.

Así mismo, desde el siglo XVI se tienen noticias de las diferentes obras de remozamiento acometidas en el mismo, no documentándose grandes intervenciones.

El puente marcaba la divisoria entre los concejos de Oviedo y Siero.

El puente de Colloto constituye un ejemplo destacado de obra de ingeniería vial, de ahí que haya sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento.

Tiene su emplazamiento en el único lugar donde aflora la orca madre, caliza, dentro de una cuenca de sedimentos.

En la actualidad, presenta un perfil ligeramente alomado. Consta de dos magníficos arcos que tienen por apoyo común un potente pilar que cimenta en el cauce; el que tiene como base la orilla derecha posee un perfil suavemente apuntado, mientras que el que arranca de la margen izquierda es de medio punto. El pilar central está perforado por un arquillo de descarga de medio punto y de su base arrancan tajamares apuntados, con un alzado ligeramente superior el situado aguas abajo.

Las bases de los estribos, las bóvedas, los arcos y los tajamares del puente están realizados con sillares de piedra arenisca, muy bien escuadrados y de tamaños regulares, en tanto que el resto está construido con sillarejo y mampuestos.

La calzada es estrecha (en torno a los 2 m), y en algunas zonas subsisten restos de un empedrado.

Aunque durante mucho tiempo su estado de conservación no fue el adecuado y su entorno fue indigno, dada la abundancia de basuras que traía el cauce del Nora y la proximidad de la N-634, actualmente se encuentra restaurado. El responsable de la obra, que costeó la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, Ignacio San Marcos sostiene que la base y los arcos de la estructura del puente son originales del siglo I d. C.

ITINERARIO: El puente de Colloto se localiza sobre el río Nora. Está ubicado en el margen derecho de la carretera N-634 (Oviedo-Santander), a la altura del punto kilométrico 400, inmediato al puente nuevo de la carretera. Después de pasar Granda y antes de terminar el límite de la parroquia, se encuentra el puente. Tras pasarlo, se entra en la parroquia de Santa Eulalia de Colloto, perteneciente a Oviedo. Es de propiedad pública y de acceso libre.

Fuente: «Atractivos y actividades turísticas del Concejo de Siero», CD-ROM elaborado por la Escuela Taller y Casa de Oficios de Siero, editado y revisado por el Ayuntamiento de Siero, con financiación de la Fundación Comarcas Mineras (FUCOMI), el INEM (Instituto Nacional de Empleo) y el Fondo Social Europeo.

Descripción y datación del puente de colloto

La fábrica presenta dos zonas de factura bien diferenciada: la zona inferior, que comprende las plataformas de embocadura de ambas orillas -cimentadas directamente sobre las márgenes del Nora-, los tajamares E. y O, y los arcos y bóvedas, todo ello configurado en sillares de arenisca, muy bien escuadrados, materializando una obra de gran calidad técnica, muy bien ejecutada; la zona superior, que comprende las rampas de embocadura de ambos márgenes, y el lomo del puente, se encuentra ejecutada en mampostería, lo que ha llevado a varios autores (Alfonso Menéndez Granda, Ángel Alonso), a considerar la posibilidad de que, originariamente, sus elementos se encontrasen revocados.

El puente salva el río mediante dos arcos de medio punto, sobre una única pila, o apoyo central, alcanzando una longitud de unos 36,5 m., una anchura, de unos 3,5 m., y una altura máxima de 8 m. Su aspecto es alomado, pero, frente a los puentes medievales característicos, de fuerte alomamiento, este presenta un perfil bastante clásico. Sobre la pila, se encuentra un arco de descarga y alivio, de medio punto, muy peraltado, en cuyo interior, durante la Guerra Civil de 1936, se encontró un tesorillo de monedas romanas acuñadas en los siglos IV y V, de cuyo hallazgo dió noticia D. Manuel Aquilino Fernández García, quedando dicho testigo en poder de 7 de las mencionadas piezas numismáticas. Este hallazgo es considerado por algunos autores (RODRÍGUEZ OTERO, Vicente: 1994), como definitivo en cuanto a la datación del puente -lo cuál sería indiscutible, de haber sido ocultado el tesoro en época cercana a la acuñación de las monedas, no resultando definitivo en otro caso-. No obstante, si parece indicio más que favorable, el hecho de encontrarse relleno el trasdós de la bóveda, con un «Opus Caementicum» de carácter romano, excavado en el contexto de las obras de restauración del puente (MENÉNDEZ GRANDA, Alfonso)

Los autores que dudan, o no aceptan la cronología constructiva del puente en época romana se basan en criterios técnicos, siendo su escasa anchura -que no permitiría el cruce de dos vehículos en su interior-, el principal argumento utilizado (FERNÁNDEZ HEVIA, L. M., ARGÜELLO MENÉNDEZ, J.J.: 1993), aunque, en un reciente estudio, se han aportado argumentos adicionales de carácter técnico (DURÁN FUENTES, Manuel: 2005).
Los principales argumentos esgrimidos por los autores para rechazar su cronología romana: escasa anchura en comparación con los principales puentes inequívocamente romanos conservados, y aparejo de sillarejo en lugar de la habitual sillería almohadillada, serían salvables, a nuestro juicio, dentro de época romana:

Por una parte, funcionalmente, se trata de un puente pequeño, que salva un cauce estrecho, con lo cual no constituye un gran inconveniente el hecho de que los vehículos pudieran turnarse para cruzarlo, con el consiguente ahorro de coste de construcción.

Por otro lado, el aparejo de sillarejo puede ir en la misma linea técnica: se pueden conseguir, en época romana, excelentes resultados técnicos sacrificando la monumentalidad, sin perjuicio, asimismo, de obtener una obra de buen acabado, aunque funcional, como sería en el caso de poder comprobarse fehacientemente, como proponen los autores más arriba mencionados, que el puente tuviera un acabado de revoco sobre sus paramentos de sillarejo.

Por tanto, -y a la espera de las conclusiones que arrojen las exploraciones arqueológicas, aún en fase de estudio y valoración-, nos movemos en unos parámetros técnicos y constructivos correspondientes a la época Bajoimperial, o Tardoantigua, proponiendo, para el puente de Colloto, una cronología bajoimperial romana, en torno a fines del s. IV – mediados del V, tal vez en sustitución de otro anterior, ubicado en el mismo lugar.